Siempre me han gustado los hombres mayores. Y cuando hablo
de mayores, me refiero a 20 o más años mayor. Mis amigas siempre me han
criticado por lo mismo o incluso hay ocasiones en que me dicen “ASALTA TUMBAS”
lo cual me produce mucha gracia, es más vez que lo recuerdo me río.
Perdí mi virginidad con un hombre 25 años mayor, era un
hombre interesante intenso y divertido, tenía muchos temas de conversación y
las horas con él se pasaban volando.
Un día nos ganó la pasión y yo lo único que quería era que
ese hombre maduro me poseyera, que me
tomara entre sus brazos y entregarme
completamente. Yo ya estaba enamorada y era el paso que me faltaba, sentía la
necesidad de hacerlo.
Al llegar al cuarto de hotel, no hubo besos apasionados ni
caricias ni nada, sólo un incómodo silencio. Yo tenía ganas de abalanzarme sobre
él y que él me tomara, como una bestia salvaje en celo, pero nada de eso
ocurrió. Él sólo me dijo – ¿Te duchas tú
primero o lo hago yo? – quedé pasmada. Está bien nunca había tenido relaciones
sexuales, pero lo que menos esperaba era que me enviaran a la ducha. Le
pregunté directamente si era para hacerlo mientras nos duchábamos. Me miró
extrañado y dijo No, sólo quiero que nos demos un baño, por separado.
Tenía muchas expectativas referente al encuentro sólo puedo
decir que no lo disfruté, él estaba rígido, incómodo.
No nos volvimos a ver.
Lo que no logro comprender aún es porque algo que debería
haber sido maravilloso y placentero, se volvió incómodo y difícil. Él siempre
dijo que yo lo excitaba, que lo único que quería era que hiciéramos el amor,
pero bueno no puedo comprender a los hombres no lo hice antes y no lo hago
ahora.
“La Duquesa”