Desde la primera vez que lo vi me gustó de
inmediato, el estaba haciendo sus “gracias” montando su caballo, nunca lo había
visto y apareció en una reunión familiar mientras todos estábamos cada uno con
un grupo, disfrutando, comiendo, bebiendo, conversando etc.
Como comprenderán a esta altura no me iba a
quedar con las dudas de quién era ese macho exquisito que apareció a darle un
poco de entretención (más aún) a mi noche, bueno para mi suerte el chiquillo
era pariente de uno de los asistentes, es decir, había más posibilidad de
conocerlo y entablar al menos una conversación más cercana e íntima (que es lo
que yo, mínimo pretendía).
Me fue más fácil de lo que creía, obtuve su
interés, ya que el del mío lo había obtenido desde un principio, el niñito no
se hizo de rogar y me tenía, en poco tiempo, arrinconada a una pared, con la
cual quedé (aun recuerdo) con la chaqueta toda blanca.
Aunque no lo crean no lo estaba disfrutando por
un tema familiar, me incomodaba enormemente mientras tenía a este macho no
dejándome respirar demasiado, ver a mi prima chica dibujando en la mesa, que
estaba solo a un metro de distancia, sin considerar a los demás familiares,
primos, conocidos deambulando dentro de la casa, y mirando de vez en cuando
como que no quiere la cosa, me sentí desubicada (la maldita educación mojigata
en Chile, educada en un colegio católico, etc.)
El muñeco se va, me invita a salir fuera para
acompañarlo, no lo besé y no hice nada!!! Y me siento culpable de ese momento
porque, me importaba mucho la opinión, en ese momento, de la manada que había
dentro, y ya que no estaba en mi casa, sino en otro lugar no quería parecer
desubicada, y... Como se dice en Chile “maraca”... Ahora creo que no me hubiese
importado mucho…
Continuará…
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CALI –
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