Cada vez que tenía tiempo para estar juntos, yo
lo aprovechaba al máximo.
Algo que odiaba era su trabajo, bueno no su trabajo
en sí, sino los turnos en los cuales tenía que esperar, muchas veces varios
días o semanas para que coincidiéramos, las llamadas imprevistas e inoportunas
de su jefe (muy inoportunas que me dejaban con una rabia intensa dentro de mi
ser que no podía y qué necesitaba liberar).
Cabe destacar que yo me sabía su calendario, el
me decía un solo turno y yo sacaba las semanas y mes completo, así que yo
esperaba ansiosa (sí, ansiosa) la llegada de “esos días” en que pudiésemos
estar juntos aunque sea unas horas, pero sí me interesaba es que hubiese “buena
calidad” de encuentros.
Cuando mi Adonis-Latino llegaba a mi departamento
yo me sentía muy feliz cual gatita en la carnicería, así que primero que todo
saludarnos muy circunspectos (más él que yo), preguntar cómo había sido
nuestros días, la familia, el trabajo, los amigos, si es que habíamos salido,
con quiénes, qué habíamos hecho… Una característica de nuestra “relación” era
que nos reíamos mucho, lo pasábamos muy bien juntos, jugábamos a full, con
disfraces y mucho más, nos entreteníamos demasiado.
Por eso me tenía tan loca, me encantaba esa
risa fácil, él hacía que mi creatividad fluyera a mil, ya que era más divertida
estando con él, todo era mejor con él.
Pero no solo me hacía reír a carcajadas por
horas sino también tenía la capacidad de encender mi piel a full, mis hormonas
se desordenaban, incontrolables en cierta manera.
Costaba su tiempo para entrar en ese juego que
me gustaba tanto, el juego con su piel, y lo pasábamos tan bien, risas, ideas,
abrazos, yo lo disfrutaba mucho, y al parecer él igual, y seguíamos el mismo
ritmo, yo lo animaba, íbamos muy bien, excelente, maravilloso… cuando de
repente PLAF!!!!! Me mira, cambia de postura, enciende un cigarro, y me dice
“PERDÓNAME”… éste hombre me pide PERDÓN, por qué, no lo sé, ni él tiene la
respuesta y yo menos, y me deja toda frustrada, como si tuviese sus dos ángeles
(bueno y malo) diciendo que hay qué hacer… Hasta el día de hoy, en pleno siglo
XXI, destape de la sexualidad y otros, no lo comprendo..
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CALI **