Conocí a un chico en un bar una vez, me gustó. Fue una noche
llena de coqueteos, miradas, sonrisas y un par de besos acompañados de cerveza
fría. Aluciné con él, sus besos eran muy buenos y era muy agradable a la vista.
Me dejó con ganas de volverlo a ver, pero una de mis reglas principales, es que
si conozco a un chico en un bar, no vuelvo a
verlo jamás. No me malinterpreten, sólo nos besamos y no ocurrió nada
más, aunque él suplicaba porque nos fuéramos a su casa, me vi tentada pero no
acepté.
En esa oportunidad andaba con un grupo de amigas y como en
ocasiones ocurre, nos sentamos todos en la misma mesa. Una de mis amigas y un amigo de él, tuvieron un coqueteo y al
final de la noche se besaron, se dieron los número de teléfono y el Facebook. Pasó un año aproximadamente y mi amiga seguía
en contacto con el amigo del “DESCONOCIDO” del bar que tanto me había gustado.
Un día por esas casualidades de la vida mi “desconocido”
comentó una publicación de mi amiga. Reaccioné
sorprendida y me dije ¿Y si lo agrego a Facebook? Lo pensé por unos minutos si
sería lo correcto o no y después de consultarlo con mi amiga, que me dijo- ¿Qué
es lo peor que puede pasar? Dale no más- lo agregué. Apenas me aceptó, me
habló. Él también se acordaba de mí… y desde ahí comenzamos a conocernos a
través del chat. Hablamos de todo, me contó su vida, hablé un poco de la mía,
parecía un buen chico, divertido y muy sincero, no parecía que hubiera mucho
que perder, me invitó a salir y las primeras 2 veces no se pudo por factores
externos míos, así que para que él no pensara que yo en verdad no quería salir
con él, la tercera invitación la hice yo. Como me sentía tan nerviosa de
reencontrarme con él, organicé una salida grupal (a lo que él estaba de acuerdo).
Fuimos a un bar, bebimos unas copas y cuando salimos a fumar el me besó, fue un
beso largo, apasionado, intenso… pero no
recordaba porque me había gustado tanto, en fin, seguimos en el mismo bar y
noté que él estaba bebiendo demasiado rápido, a lo mejor son los nervios- pensé-
pero la situación se volvió bastante incómoda cuando se quedó dormido encima de
la mesa, EBRIO. Todos mis amigos me quedaron mirando como ¿Qué onda? Y yo
completamente sorprendida no sabía que decir. Al marcharnos (cuando logramos
despertarlo) quiso despedirse de mí con un beso a lo cual obviamente me negué.
Hablamos mañana- le dije.
Pasaron varios días y él volvió a hablarme, preguntándome si
estaba enojada a lo que le respondí que no y en verdad así era, si reconozco
que en el momento me sentí molesta, pero después ya no importaba. Volvimos a
retomar nuestras conversaciones y en una de ellas me comentó que le había
gustado MI AMIGA que había llevado a nuestra “cita”. Quedé
desconcertada. Le dije- Bueno entonces habla con ella- a lo que el respondió
que era una broma. Quedé con la sensación de que en verdad le había gustado mi
amiga. Decidí darle otra oportunidad, porque el chico me caía bien y era
simpático, pero antes de que pudiéramos volver a salir, dijo por segunda vez
que le gustaba mi amiga. Lo mandé a la mierda. Dejé de hablarle. Una madrugada
me llamó ebrio, bloqueé su número y lo eliminé de Facebook. Ha sido uno de los
peores pasteles de mi vida. Él aún habla con una de mis amigas, según él yo fui
la “cuática” y “enojona”, él no tuvo ninguna culpa de que yo no lo pescara más.
Mi lección fue: Deja que el desconocido del bar, siga siendo
el desconocido.
P.D: Él aún pregunta por mí, aunque han pasado meses.
Martina ♥
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